Imagínense un colegio donde hay dos aulas, tutorizadas por dos profesores: Profemerkel y Profezeta. La situación académica es buena y los alumnos de ambas clases parece que están progresando adecuadamente. Profezeta es mas antiguo en el colegio y cuando contratan a Profemerkel se permite cuestionar su valía como profesora, porque no es tan moderna como el.
En un momento determinado se recibe en el colegio una notificación de la inspección de educación advirtiendo de un grave deterioro de los resultados educativos. Profemerkel, en un ejercicio de responsabilidad, evalúa la situación, reconoce el problema y toma las medidas necesarias para corregir la situación. Mientras tanto Profezeta, que se cree mas listo que los inspectores, sigue a lo suyo organizando fiestecitas, viajecitos de estudios y obritas de teatro, pasándoselo muy bien con los alumnos pero sin corregir en absoluto el problema.
Después de cinco años, con la situación totalmente corregida por Profemerkel y con unos resultados en su aula magníficos, Profezeta sigue con su actitud y su aula va de mal en peor.
La dirección del colegio, ante la posibilidad de que los resultados de Profezeta condicionen el fracaso de todo el colegio, lo llama a capítulo y “le pone las peras a cuarto”: “O corriges la situación inmediatamente, o te largas del colegio”.
Profezeta acojonado por la amenaza, reune a sus alumnos y les comunica que les va a dejar sin recreo, sin postre, que se han acabado los viajecitos, las fiestecitas y los teatritos. Inmediatamente llama a los inspectores y les comunica: “Gracias a mi, y también a Profemerkel, el problema que teníamos se ha solucionado.
¿Les suena el cuento?.
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